Cuidado con el que habla mal de los demás: tú no serás su excepción
Contar a otra persona lo que nos sucede con otros no es hipocresía, podría decirse que cumple una función vital en el ser humano. Pero, evidentemente, hay ciertas líneas rojas que nos pueden dar pistas de que empezamos a vivir en un ambiente de hipocresía. Muchos somos confidentes y amigos de personas que continuamente hablan de la vida de los demás, como si algún poder divino les hubiera otorgado esa autoridad. No lo hacen de una forma que podríamos llamar “casual”, sino que para ellos la hipocresía es un recurso habitual en la comunicación, que les sirve de manera indirecta para reforzar sus valores buscando la complicidad del otro en aquello que critican. Este refuerzo funciona por oposición, si el otro está de acuerdo conmigo en lo que aborrezco también lo estará en lo que defiendo, en lo que considero que soy. Así, este hábito es propio de mentes inseguras, que con palabras sobre otros no buscan otra cosa que espantar fantasmas. Además, las personas con esta costumbre no